Encuentro
con la Divina Misericordia
(Ejercicios
Espirituales en régimen de silencio)
Organiza:
Santuario de la Divina Misericordia de Murcia
Dirige:
D. Juan García Inza (Rector del Santuario)
Días:
10, 11 y 12 de Octubre (Se comienza a las 18 h. del día 10 y se termina a las
18 h. del día 12)
Lugar:
Casa de Ejercicios “Esclavas de Cristo Rey” de Guadalupe (a un km. de la
Universidad Católica –UCAM). Lugar recogido y con amplios jardines para meditar
junto a la naturaleza. Aparcamiento propio, y buena comunicación de autobuses
dirección Espinardo-Guadalupe-La Ñora)
Metodología:
Meditaciones, celebraciones, trabajos en grupos, oración de sanación
espiritual, etc.)
Limite
de plazas: hasta 100 personas (hombres y mujeres).
Precio
por persona: 72 € todo incluido
Para
reserva de plazas: Llamar al Tlf. 609932108
Una
excelente manera de comenzar el nuevo Curso 2014-15
JESÚS, EN TI
CONFÍO
Tercer Congreso Mundial
de la Divina Misericordia
El
próximo Congreso Mundial de la Misericordia por primera vez en América Latina
Los obispos colombianos y el
presidente del Congreso el Cardenal Schönborn esperan un gran número de participantes
del mundo entero en Bogotá. Video rueda de prensa
Acceso
nuevo al Evangelio
S. E. Mons. García ha anunciado
que durante el congreso, la Divina Misericordia adquirirá toda su
significación como servicio a la fuerza misionera de la Iglesia. El Obispo
sur-americano es encargado de la preparación del Congreso por la Conferencia
Episcopal Colombiana. Es la primera vez que después Roma (2008) y Cracovia
(2011) un Congreso Mundial tendrá lugar fuera de Europa. El Cardenal
Schönborn precisa que la capital colombiana fue elegida por causa de su
aptitud de ir al corazón del Evangelio y de ofrecer una inspiración a la
Iglesia de hoy. El Congreso exprimirá cuanto el tema de la Misericordia es
central para la vida cristiana de los hombres y de las mujeres de nuestro
tiempo. A través de la Divina Misericordia, mas y mas personas encuentran un
nuevo acceso al Evangelio.
«Sin
misión, la Iglesia se muere»
«Sin misión, la Iglesia se muere»
Mons. García subrayó. La fuerza misionera de las comunidades cristianas no se
puede desplegar sino de una experiencia personal de la Divina Misericordia.
Además de esta conversión personal, la Iglesia necesita de una conversión
pastoral que será igualmente determinante por su futuro. « La
misericordia consiste en eso: no esperamos que la gente venga a nosotros. Al
contrario, vamos a encontrarlos, de puerta a puerta, para llevar el mensaje
de la misericordia. » Mons. García añade todavía: « si una
parroquia no es misionera, no tiene misericordia » Además de un impulso
fuerte para la renovación de la Iglesia, la Iglesia colombiana espera de este
Congreso una contribución a una paz estable, en este país herido por décadas
de guerras civiles y de conflictos debidos a la droga. “ El camino de la
Divina Misericordia es para nosotros un camino de confianza, porque Colombia
necesita un camino de paz.”
La
misericordia como paradigma
La Divina Misericordia es un
término clave del pontificado de Papa Juan-Pablo II (1978-2005) durante el
Jubileo (2000), él ha introducido el primero Domingo de Pascua como Domingo
de la Misericordia y ha canonizado Sor Faustina Kowalska (1905-1938), las
visiones de la cual han impactado la espiritualidad de la Misericordia. Juan
Pablo II falleció precisamente en la víspera del domingo de la Misericordia.
Durante su última visita en Polonia (2002) ha bendecido en Cracovia el nuevo
santuario de la Divina Misericordia. Ha insistido: «Fuera de la Misericordia
de Dios, no existe otra fuente de esperanza para el hombre.»
El
tema común por el futuro
La idea de un Congreso Mundial de
la Misericordia nació después del fallecimiento del Papa Wojtyla durante un
encuentro de Obispos y de sacerdotes con el Cardenal Schönborn en Cracovia y
fue animado de corazón por parte del Papa Benedicto XVI. El programa del
Congreso consiste en conferencias, testimonios y posibilidades de encontrarse
con los demás. La oración, como de costumbre, tendrá una parte esencial.
Además de los congresos mundiales,
se despliegan, desde algunos años, Congresos continentales y nacionales,
afirma el Padre Patrice Chocholski. Así, por ejemplo, al final de octubre
tendrá lugar en Bangkok el segundo Congreso asiático de la Misericordia. El
sacerdote francés especifica que también comunidades budistas y musulmanes
participaran a este encuentro de tres días en Tailandia. Como secretario
general de los Congresos Mundiales y como sacerdote en Lyon, añade:
“ eso enseña que los católicos, otros cristianos y los budistas y musulmanes
son convencidos que la Misericordia es un tema común y determinante que
compartir en vista del futuro mundo global.”
Quienes deseen más información
pueden hacerlo a través la página oficialhttp://www.wacom2014.org Viena-Bogotá,
Rueda de prensa, 25/09/2012 RED KAPwww.erzdioezese-wien.at
Oración Tercer Congreso Apostólico Mundial de la Misericordia
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OBRAS DE MISERICORDIA
Las “obras de misericordia” son un hermoso catálogo de acciones, o mejor,
de sentimientos y actitudes, que hacen efectivo y concreto el precepto del amor fraterno,
distintivo de los cristianos.
La Iglesia nos propone practicar y vivir estas “obras de misericordia” en todo
tiempo y en toda ocasión; pero especialmente, nos las recuerda para que sepamos
ponerlas en práctica
a lo largo de la Cuaresma,
como una buena preparación al Misterio
Pascual de Cristo.
Las principales obras de misericordia son catorce.
Las ESPIRITUALES son éstas:
- Enseñar al que no sabe.
- Dar buen consejo al que lo necesita.
- Corregir al que yerra.
- Perdonar las injurias.
- Consolar al triste.
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
- Rogar a Dios por los vivos y difuntos.
Las CORPORALES son éstas:
- Visitar y cuidar a los enfermos.
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Dar posada al peregrino.
- Vestir al desnudo.
- Redimir al cautivo.
- Enterrar a los muertos.
Podríamos repasar las catorce obras de misericordia, pero el esquematizar
siempre es un peligro. Las obras de misericordia no han de ser catorce, sino tantas
cuantas miserias encontremos en el camino. Tampoco debe hacerse una distinción tan
radical entre corporales y espirituales.
Por otra parte, no es tanto cuestión de hacer, sino de ser. No basta con hacer
obras de misericordia, hay que ser misericordiosos. Es posible que muchas veces, quizá
la mayoría, no podamos hacer nada, pero siempre podemos sentir, estar, compartir
misericordiosamente.
1E-Enseñar al que no sabe
Es una bonita obra de misericordia, pero a veces nos encariñamos tanto con ella que
queremos dar lecciones a todo el mundo. Esta misericordia debemos practicarla con
moderación.
A lo mejor es preferible que te dejes enseñar. Esto también es obra de
misericordia: saber escuchar y agradecer lo que has aprendido. Todos necesitamos
aprender unos de otros, incluso el profesor del alumno, y el padre del hijo, y el
empresario del obrero.
Enseña, sí, al que no sabe, pero sin humillarle. Enséñale a saber. Y –no hace
falta decirlo- para que sea obra de misericordia se necesita una condición: la gratuidad.
2E- Dar buen consejo al que lo necesita.
Da un consejo, pero sin paternalismo. Da un consejo, pero cuando el otro te lo pida
o lo quiera o de verdad lo necesite. Da un consejo, pero siempre que estés tú dispuesto a
recibirlo. Un buen consejo, una palabra orientadora, puede ser luz en la noche, puede
ahorrar muchos tropiezos y caídas, puede salvar una vida del fracaso y la desesperación.
3E- Corregir al que yerra.
También la corrección fraterna es una obra de misericordia, pero cuando se hace
desde la humildad y desde el amor. Desde la humildad, reconociendo que también
nosotros nos equivocamos. No queramos sacar la paja en el ojo ajeno, sin darnos cuenta
de nuestra viga. Desde el amor, no para herir al hermano sino para salvarle. Y hacerlo
además cariñosa, delicada y simpáticamente.
4E-Perdonar las injurias.
Es de lo más difícil. Somos tan propensos a la venganza y el resentimiento. Por eso
Jesús nos dio un ejemplo maravilloso, y nos cogió la palabra en la oración que puso en
nuestros labios.
Esta es una de las obras de misericordia más cristiana. Perdona, aunque la ofensa
te duela mucho. Perdona setenta veces siete. Perdona, si puedes, hasta olvidar. Perdona
y ama. Y perdónate también a ti mismo.
-5E Consolar al que está triste.
Cada uno de nosotros tendría que ser un ángel del consuelo, como el que se acercó a
Jesús en su agonía, y escribir cada día alguna página del libro de la Consolación. Son
muchas las personas que sufren la tristeza, a veces por cosas bien pequeñas. ¡Resulta tan
fácil y tan bonito hacer felices a los demás!. Podría bastar una palabra, una sonrisa, una
explicación, un desahogo, un gesto de cariño.
El que consuela se parece a Dios, que se dedica a enjugar las lágrimas de todos
los rostros.
- 6E Sufrir con paciencia las flaquezas de nuestros prójimos.
Damos por supuesto que todos tenemos flaquezas. Hombre, el prójimo no es un
cielo, como piensa el enamorado, ni es un infierno, como piensa el existencialista.
Puede ser el limbo o el purgatorio o la antesala del Paraíso. La convivencia es fuente de
alegría y enriquecimiento, pero es también una llamada al vencimiento y el vaciamiento.
Lleva con paciencia las flaquezas del prójimo –y las tuyas-. Te ayudarás a crecer
en el amor y la misericordia. Como Dios, que tiene paciencia infinita con nosotros. Y
llévalas también con humor.
-7E Rogar a Dios por los vivos y difuntos.
Rezar no es una rutina. Rezar es amor. Cuando rezas por alguien te solidarizas con
él, lo quieres como a ti mismo. No rezas para ablandar el corazón de Dios, sino para
agrandar el tuyo. Rezar es llenar tu corazón de nombres.
Rezar por los demás te hace bien a ti mismo, porque te ayuda a amar y te
compromete para hacer realidad, en la medida de tus fuerzas, aquello que pides.
Ruega a Dios por los vivos y difuntos y sentirás cómo crece la comunión de los
santos.
-1C Visitar y cuidar a los enfermos.
No es una visita desde lejos, una visita por cumplir. Algo que signifique cercanía y
com-pasión. Una visita que suponga comunicación, ayuda, cuidado, ternura, consuelo,
confianza. Son partecitas del cuerpo doliente de Cristo.
Hay muchas clases de enfermedades y de enfermos. No están sólo en los
hospitales; los hay también en casa, en el trabajo y en la calle. Todos tenemos alguna
enfermedad o alguna dolencia. Por eso tenemos que tratarnos comprensiva y
compasivamente.
-2C Dar de comer al hambriento.
Hay que compartir el pan -¡hay tantas hambres!-. Pero no basta. Hay que hacerse pan y
pan partido, como hizo nuestro Señor Jesucristo. El pan es fraternidad y es vida. El pan
partido y compartido es amor.
-3C Dar de beber al sediento.
Dar un vaso de agua es fácil y es bonito. Saciar otra sed más profunda es difícil. Saciar
la sed definitivamente es imposible.
Pero alguien puede hacer brotar en las entrañas una fuente de agua viva, gozosa,
inagotable. Tú puedes ayudar a hacer posible el milagro del agua.
-4C Dar posada al peregrino.
Hoy no es fácil abrir la puerta de la casa, cada vez más defendida. Son muchos los
peregrinos que llaman a nuestra puerta: mendigos, transeúntes, extranjeros, refugiados,
drogadictos… Toda una herida abierta, que exige soluciones no sólo personales sino
estructurales.
Acoge al que llama a la puerta de tu casa, pero no sólo materialmente sino
cordialmente. Todo el que se acerca a ti es un peregrino, que a lo mejor sólo te pide una
palabra, una sonrisa o una escucha.
-5C Vestir al desnudo.
Aquí, entre nosotros, no encontrarás muchos desnudos que vestir. Suelen estar muy
lejos. Quizá haya otro tipo de vestiduras, mejores que la capa de san Martín, que sí
debes poner: la vestidura del honor, del respeto, de la protección. Siempre tendrás que
cubrir la desnudez del prójimo con el manto de la caridad.
Hay otro problema relacionado con esta obra de misericordia. Hay algo mucho
más grave que no vestir al desnudo; es el desnudar al vestido. Esto es ya tema de
justicia. Y atentos, son los muchos millones a los que estamos desnudando. “Si, pues, ha
de ir al fuego eterno aquel a quien le diga: estuve desnudo y no me vestiste, ¿qué lugar
tendrá en el fuego eterno aquel a quien le diga: estaba vestido y tú me desnudaste?”
(San Agustín).
-6C Redimir al cautivo.
No está en nuestras manos sacar a los presos de la cárcel; pero sí podemos aliviar y
orientar a los presos que están en la cárcel. No podemos quitar las esposas de las
muñecas; pero sí podemos quitar las cadenas del alma.
Hay muchas cárceles y esclavitudes íntimas. Es tarea nuestra, es obra de
misericordia, liberar a todos los cautivas: desde el preso al drogadicto, desde el
avaricioso al consumista, desde el lujurioso al hedonista, desde el hincha al fanático de
lo que sea.
-7C Enterrar a los muertos.
De esto ya se encargan las funerarias. Tú envuelve a los difuntos en la oración
esperanzada, en el amor y el agradecimiento.
El problema está más no en los que se van sino en los que se quedan. La muerte
de un ser querido deja casi siempre heridas sangrantes. Es una obra de misericordia
estar cerca de los que sufren por estas muertes. Cuando damos el pésame o
“acompañamos en el sentimiento”, que no sea una rutina o una palabra vacía.
Podríamos también hablar de
catorce obras de misericordia y liberación.
Las siete
primeras son individuales, las otras siete con colectivas.
Las individuales son éstas:
1ª Acompañar y alegrar al que está sólo.
2ª Llenar de esperanza al desilusionado.
3ª Ayudar a encontrar trabajo.
4ª Acoger y reinsertar al transeúnte y extranjero.
5ª Educar y rehacer al delincuente.
6ª Rescatar al cautivo de la droga.
7ª Dignificar al que se ha prostituido.
Las siete colectivas son éstas:
1ª Promocionar a los pueblos subdesarrollados.
2ª Defender los derechos de los marginados.
3ª Combatir las injusticias y la opresión.
4ª Defender el desarme y la no-violencia.
5ª Liberar de la tiranía del consumo.
6ª Trabajar por la unión de los pueblos.
7ª Construir la civilización del amor.
Cada uno puede añadir nuevas obras de liberación. Lo importante es que nos
esforcemos en practicarlas, siquiera algunas.
“Puede decirse que Cristo mismo, en la persona de los pobres, eleva su voz
para solicitar la caridad de sus discípulos” (Vaticano II. GS, 88).
Se celebró en el
APOSTOLADO DE LA DIVINA MISERICORDIA el
APOSTOLADO DE LA DIVINA MISERICORDIA el
RETIRO ESPIRITUAL Clausura del año de la FE
Domingo 24 de Noviembre de 2013
Éste fue el Programa:
+ 11:30: Santa Misa de Clausura del Año de la FE.+ 12:30: Meditación dirigida por D. Juan García Inza (Rector del Santuario y Consiliario Diocesano del Apostolado de la Divina Misericordia). Puede ver el video de esta Meditación en la Página "VIDEOS" de este Blog.
+ 13:30 Comida compartida
+ 15:00 Rezo de la Coronilla
+ 15:15 Testimonios y ecos sobre la FE EN JESUCRISTO.
+ 16:00 EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Y ADORACIÓN.
+ 17:00 Bendición con el Santísimo y final del Retiro
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