martes, 1 de marzo de 2022

ORAR CON LOS SALMOS DE LA CUARESMA 2022

 ORAR CON LOS SALMOS DE LA CUARESMA 2022

La Cuaresma es un tiempo que nos recuerda que somos peregrinos en esta vida.
Y la Palabra de Dios es la luz que guía nuestros pasos sintiéndonos compañeros de
todos en el camino de la vida. Esta Palabra nos ayuda a que la oración sea más intensa,
y junto al ayuno de las cosas que nos sobran, y la limosna de compartir lo que somos y
tenemos, vamos andando nuestro camino sabiendo hacia dónde vamos.
Estamos en «éxodo», es decir, en salida de nuestras ataduras que nos esclavizan,
y los salmos nos recuerdan que sólo Dios nos va liberando hasta nuestro encuentro final
con Él. Nuestra vida es un continuo éxodo. Este deseo de salir de nosotros mismos y
encontrarnos con el Señor es nuestra respuesta con el salmo de cada domingo, después
de escuchar la primera lectura del Antiguo Testamento.

 

DOMINGO 6 DE MARZO. 1º DE CUARESMA
- Dt 26, 4-10. Profesión de fe del pueblo elegido.
- Sal 90. R. Quédate conmigo, Señor, en la tribulación.
- Rom 10, 8-13. Profesión de fe del que cree en Cristo.
- Lc 4, 1-13. El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado.
 

Salmo responsorial: Salmo 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15
R. Quédate conmigo, Señor, en la tribulación.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré». R.
 

EN EL DESIERTO DE LA VIDA QUEREMOS ENCONTRAR NUESTRO CAMINO
La primera lectura de este domingo nos recuerda que la vida es como un desierto
en donde no hay caminos trazados, la meta a la que queremos llegar es la que nos va
indicando el camino. Y si nuestra meta es encontrarnos con el Señor, él nos va guiando,
aunque no nos demos cuenta.
Respondemos con este salmo de confianza que nos dice cómo Dios nos protege
y nos guía con su providencia, nos libra de caer en la tentación («no tropiece en la
piedra») y nos ayuda a no tener miedo («leones y dragones»). «En tus caminos», sí
«caminos», pues en el desierto de la vida a veces damos vueltas y son varios los
caminos andados hasta encontrar el verdadero. Sus «ángeles» manifiestan la
providencia divina, a través de personas y acontecimientos que nos muestras cómo Dios
nos cuida.
Y lo importante es que no olvidemos las propias palabras que el mismo Señor
pronuncia al final: «lo protegeré porque conoce mi nombre».
¿Cómo me encuentro al inicio de esta cuaresma? ¿Dónde está mi camino?
¿Cuáles son mis tribulaciones, mis tentaciones, mis miedos en este momento? Invoca el
nombre del Señor al ritmo de tu respiración: «Señor… mi Dios». Empecemos esta
cuaresma poniendo nuestra confianza en Él.
 

DOMINGO 13 DE MARZO. 2º DE CUARESMA
- Gén 15, 5-12. 17-18. Dios inició un pacto fiel con Abrahán.
- Sal 26. R. El Señor es mi luz y mi salvación.
- Flp 3, 17 — 4, 1. Cristo nos configurará según su cuerpo glorioso.
- Lc 9, 28b-36. Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.
 
Salmo responsorial: Salmo 26, 1. 7-8a. 8b-9abc. 13-14 (R.: la)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». R.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio. R.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.


CONFÍA, SUPLICA, ESPERA
Este salmo nos enseña a rezar en la dificultad, cuando estamos agobiados. Lo
primero es expresar nuestra confianza en quien es nuestra luz en la oscuridad y nuestra
defensa ante el peligro y la dificultad. Esta confianza aleja el miedo.
Después viene la súplica, la petición de ser escuchado. Y en esta petición, el Señor
nos dice que «busquemos su rostro». Su rostro es su amor, su misericordia. Y el
evangelio nos dirá que, en el rostro de Jesús, nuestro hermano mayor, el que es igual a
nosotros en todo menos en el pecado, se refleja, se «transfigura» el amor y la
misericordia de Dios. Siempre que rezamos estamos buscando su rostro.
Y terminamos nuestra oración con esperanza. Sentimos esa voz interior que nos
invita a no tener miedo, a esperar en el Señor y a tener ánimo para afrontar nuestra
misión cada día, aunque vivamos situaciones difíciles.
Medita este salmo con paciencia, y haz una oración en donde expreses confianza
en el Señor, suplica ante cualquier dificultad que estés viviendo, y termina manifestando
tu esperanza en Él.
 

DOMINGO 20 DE MARZO. 3º DE CUARESMA


- Éx 3, 1-8a. 13-15.
“Yo soy” me envía a vosotros.
- Sal 102. R. El Señor es compasivo y misericordioso.
- 1 Cor 10, 1-6. 10-12. La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para
escarmiento nuestro.
- Lc 13, 1-9. Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
 

Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11 (R.: 8a)
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles. R
 

AGRADECER CON TODO NUESTRO SER
Este salmo es un himno, un canto a la misericordia de Dios. Respondemos así a
la primera lectura que nos presenta el nombre de Dios: «Yo soy el que soy», dice Dios
de sí mismo» cuando envía a Moisés. Le está diciendo que es el que actúa, que confíe
pues Él va por delante. Su nombre es su misericordia y su justicia. Y el salmo nos dice
cómo actúa Dios: a través de su compasión y su misericordia. Perdonando, curando,
defendiendo, enseñando, así actúa Dios.
Jesús en el evangelio nos recordará que todos estamos necesitados de perdón y
conversión, y que ésta es nuestra respuesta confiada a la misericordia de Dios.
Haz un examen de conciencia, y después de confesarte ante el sacerdote, dale
gracias al Señor porque «es bueno, porque es eterna su misericordia».
 

DOMINGO 27 DE MARZO.4º DE CUARESMA «Lætare»


- Jos 5, 9a. 10-12. El pueblo de Dios, tras entrar en la tierra prometida, celebra la
Pascua.
- Sal 33. R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
- 2 Cor 5, 17-21. Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo.
- Lc 15, 1-3. 11-32. Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido.
 

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 9a)
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
 

LA FUENTE DE LA VERDADERA ALEGRÍA
Saber alegrarnos y conservar esa alegría interior es la fuente de nuestra
esperanza. La alegría es un gusto espiritual que nace de la libertad del alma que siente y
agradece que Dios tiene la última palabra. Muchas veces no lo sabemos decir con
palabras, pero sabemos dentro de nosotros mismos que nuestra alegría es el Señor. Es la
alegría de los humildes, de los que quieren escuchar al Señor.
Esta alegría interior nos hace contemplar al Señor, y su luz nos inunda de paz y
nos ayuda a aceptarnos, sabiendo que su perdón nos libra de toda ansiedad. Esta paz
interior que nos reconcilia con nosotros mismos es la fuente de nuestra alegría.
Cierra los ojos y siente tu respiración, siente que el Señor nos libra de todas
nuestras ansias: del miedo, de la incertidumbre, de las preocupaciones.
 

DOMINGO 3 DE ABRIL. 5º DE CUARESMA

- Is 43, 16-21. Mirad que realizo algo nuevo; daré de beber a mi pueblo.
- Sal 125. R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
- Flp 3, 8-14. Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte.
- Jn 8, 1-11. El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
 

Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 3)
R. El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: «El Señor
ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
 

NUESTRA SUERTE ES EL SEÑOR
El agradecimiento es la respuesta al amor fiel del Señor, a su misericordia y
fidelidad. En este último domingo de cuaresma respondemos con este salmo a lo que
nos dice Dios a través del profeta Isaías: «Abriré un camino en el desierto…daré de
beber a mi pueblo». Al final de nuestro camino cuaresmal sabemos que todo lo
esperamos en Él.
Con este salmo podemos preguntarnos sobre lo que nos oprime en este momento,
sobre nuestras lágrimas. ¿Dónde está la fuente de nuestras lágrimas? ¿Sólo sufro ante
las humillaciones y sufrimientos personales? ¿Sólo lloro ante mis frustraciones y deseos
no logrados? ¿O sufro y lloro ante mi anhelo de justicia, con los que de verdad sufren y
lloran? ¿Dónde está la fuente de mis lágrimas? Cuando en medio de nuestras
dificultades y sufrimientos, de nuestros anhelos de justicia, vivimos con esperanza y con
alegría, ese es nuestro testimonio.
Al Señor le pedimos que recoja a los cautivos de este mundo, a tantas personas que
conocemos y acompañamos y que están esclavizados por tantas dependencias
materiales y anímicas. Nosotros podemos estar dentro de este grupo de cautivos
también. Que el Señor pueda transformar nuestras vidas como los torrentes del Neguev,
que son esas ramblas secas que atraviesan el desierto del sur de Israel, y que cuando en
la época de lluvias se llenan de agua bajan como un rio, dejando un lecho en donde
brotan plantas y flores.
Nuestros sufrimientos y lágrimas pueden ser semillas de evangelio cuando las
ponemos ante el Señor. Pero sólo desde la oración de agradecimiento humilde, como
fruto de la confianza, podremos «cosechar entre cantares».